La Asociación Católica de Maestros de Valencia ve en la figura de su Santo Patrón, San José de Calasanz (como reflejo de Jesucristo), el modelo inspirador al que solaparse, del que impregnarse y al que acudir, para llevar a cabo nuestra misión, que, como él apunta, es menester angélico y divino, realizado por los ángeles custodios, de los cuales los hombres se constituyen en esto, cooperadores.

En una de sus cartas, querido maestro, cita:

“Sobre un punto queremos prevenir encarecidamente al maestro: que discierna con fina intuición, en cada alumno nuevo, su tendencia profunda, fruto en él del Espíritu, que mueve a los sencillos a pedir con gemidos, sin palabras. Porque por ese personal camino ha de llevar a cada uno hasta al pleno desarrollo de sí mismo.”

• Antes de enseñar, debes observar, lo que sólo se puede observar con ojos cargados de Amor.
• Porque hay una hechura propia, de carne y alma espiritual en cada alumno, que Alguien que no eres tú, ni siquiera sus padres, diseñó en su interior.
• Y desde esa hechura, con los ojos cargados de Amor, con sola su límpida mirada te habla y te pide que le ayudes a salir de sí mismo, para crecer a la hechura de Cristo.

Calasanz no fue un teórico de la educación, se adelantó con la praxis en muchos años a la situación pedagógica de su tiempo introduciendo innovaciones revolucionarias, tales como, la gratuidad, la universalidad, la obligatoriedad, desde los primeros años, concibió la enseñanza media como reparación para la universidad y como capacitación para ganarse la vida y sobre todo, en el aspecto que nos ocupa, el Señor le inspiró un modelo de maestro nuevo y revolucionario.

El maestro debe ser un apóstol, un cooperador de la Verdad que, difundiendo la luz disipe las tinieblas de la ignorancia, salve a los hombres de la esclavitud intelectual y moral y les haga verdaderamente felices mediante una pedagogía de la santidad

Este modelo de maestro, fruto de una vida con una profunda dimensión espiritual, se muestra en el Memorial al Cardenal Tonti, documento donde plasma la que debe ser la misión del maestro Según el P. Severino Giner: «Calasanz y los suyos […] optaron por pedirlo de nuevo expresamente [la elevación a Orden de la Congregación de las Escuelas Pías]. […] En la Congregación [de Regulares], sin embargo, no eran partidarios de crear nuevas Órdenes religiosas […] Y de modo particular parecía irreductible el cardenal Tonti, ponente de la causa, “que –según Berro– era totalmente contrario a erigir nuevas Religiones, y por ser de tanta doctrina y estimación en la Corte y ante el mismo Papa, mucho lo impedía”. Calasanz tuvo, sin duda, largas conversaciones con el cardenal en las que captó cuáles eran las razones de su acérrima oposición a nuevas Órdenes. Y decididamente acometió la tarea de probar al purpurado que ninguna de sus supuestas razones era válida ante la novedad absoluta de las Escuelas Pías en la Iglesia de Dios. Ha quedado en la historia este famoso escrito con el nombre de Memorial al Cardenal Tonti. Es un alegato larguísimo, vigoroso, sólidamente razonado en defensa de la licitud y aun casi necesidad de elevar las Escuelas Pías a Orden de votos solemnes; una obra maestra, un canto original, espléndido, a la labor educadora de la escuela, que es presentada como novedad en el campo de la evangelización y reforma de la Iglesia; un escrito excepcional en el que Calasanz se manifiesta como un hombre profundamente enamorado de su propia vocación de educador. […] El cardenal Tonti debió de quedar atónito y plenamente convencido al leer el memorial, y de adversario se convirtió en protector entusiasta de la causa de Calasanz. (GINER GUERRI, Severino, San José de Calasanz. Maestro y fundador. Nueva biografía crítica, Madrid 1992, pp. 581-583).